lunes, 25 de marzo de 2013

La corrección política y los videojuegos: análisis de una plaga postmoderna

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Ya sé que este es un blog de política, que hace tiempo que dejé de escribir de videojuegos y tal pero es que ha sucedido una de esas cosas que a uno le impulsan retomar el tema. Digamos que uno de mis mundos favoritos ha invadido a otro de mis mundos favoritos, y por si fuera poco, lo ha hecho de la manera más guarra y chabacana posible. Estoy hablando por supuesto, de la política entrando en el mundo de los videojuegos. Mira que yo siempre he sostenido que estos últimos deberían lanzarse a la piscina y empezar a meterse en temas controvertidos y de moralidad gris, y que para eso la política es una temática que le vendría a los videojuegos que ni pintada, pero al final ha pasado justo lo contrario de lo que deseaba; aunque habría que hacer una puntualización: no es la política la que se ha metido en el mundo de los videojuegos, si no su prima gorda y toxicómana. Me refiero a la corrección política. Me refiero, por supuesto, a la serie de documentales "Tropes VS Woman in videogames", de Anita Sarkeesian. Y al increíble daño que la corrección política inflige a todo lo que toca, empezando por la propia política, siguiendo por la sociedad y finalizando por los videojuegos, su última víctima propiciatoria. Pero todo a su debido tiempo.


Ya se sabe lo que viene cuando la autocensura falla: golpe de remo


lunes, 4 de marzo de 2013

Decadencia y caída de la civilización sentimental

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Hace unos días, tuve una muy interesante conversación con una buena amiga mía sobre el tema de las emociones llevadas a la esfera pública. Ella me argumentaba, en la mejor tradición latina, que las emociones, ya que son importantes para el individuo, deben de tener también relevancia política. Yo defiendo justo lo contrario. Creo que la combinación de emociones con la política, o peor aún, del uso de la emoción como justificación de la acción política ha llevado a las mayores atrocidades cometidas por el ser humano. Sé también que mi opinión es francamente minoritaria en España, y que estoy sumergido en una cultura que glorifica el sentimentalismo y el colectivismo, cuando no directamente la histeria de masas. Y creo que los hechos avalan mi postura, como prueban los resultados de las últimas elecciones italianas. ¿Cómo? ¿Qué dice? ¿Que qué tienen que ver los cojones con comer trigo? Pues sigan leyendo, porque de esta madeja se pueden sacar varios hilos que tiran de la actual situación de neto declive económico y social del Sur de Europa.

Dime otra vez eso de cómo los males del mundo los causa "la razón"