viernes, 25 de abril de 2014

España, ese malvado país neoliberal de derechas VS los "antisistema"

No, no me voy a poner a criticar a policías ni a los manifestantes de las "marchas de la dignidad" del 22-M. No van por ahí los tiros. Simplemente criticaré una de las poses políticas más ridículas que existen: eso que en España llamamos el definirse cómo "antisistema". Y no, no se engañen. No critico oponerse o no a nuestro actual sistema político (al cual yo también lo odio con la furia de mil titanes). No critico ser republicano, anarquista, marxista, okupa, carlista, democristiano, Anonymous o lo que te pete. Ni si quiera critico si es lícito en según qué casos usar la violencia contra el estado o la idoneidad de una revolución. No soy un ingenuo. Nunca me he considerado pacifista y tengo claro que la violencia (aplicada con cerebro) es una herramienta poderosa. No es eso. No hablo de la gente a la que el stablishment llama "antisistema" para desacreditarles. Hablo de una etiqueta muy concreta y que está cada vez más en boga a más se radicaliza nuestra situación. Pero es que el autodenominado antisistema español es un farsante. Porque sus posturas no son minoritarias, no son para nada "incomprendidas por la sociedad" ni son "perseguidas", si no todo lo contrario. Los antisistema en España son gente que busca el chocojamón: sentirse como rebeldes sin causa, pero teniendo al mismo tiempo la seguridad de obtener el aplauso "popular", por supuesto. Cobardía intelectual y personal en estado puro.


Arriba, un antistema auténtico al lado de otros antisistemas a la española.






Antes de que me vengan con la murga de "la manipulación informativa" y de cómo entrevistas como esta pueden ser perfectamente falsas y que en realidad todo esto es un sueño de Resines: el antisistema español de postal no es algo que conozca de oídas. Es gente, normalmente gente bastante lamentable con la que he tratado mano a mano. Y con el que seguro que ustedes han tratado, también. Todo aquel que haya vivido en España ha tratado con ellos. No, no me refiero a eso que los medios denominan tan despectivamente como "perroflautas". No se trata de enamorados del a utopía, ni de ocupas, ni de activistas sociales como los de la plataforma de afectados por la hipoteca, ni de radicales políticos si quiera.

El antisistema español es el tipo de chaval analfabeto pero hiperpolitizado que te encuentras en el instituto con 16 años haciendo " huelgas de estudiantes" (delicioso oxímoron), en los comentarios de Público, bloqueando las asambleas del 15-M, secuestrando y torpedeando todas las propuestas de su consenso de mínimos y que veo perfectamente reflejados en los energúmenos que reventaron las marchas pacíficas del 22M.

Y es que la etiqueta de "antisistema" en España que muchos se otorgan a sí mismos es más falsa que Judas. porque señores, el "antisistema" español no se caracteriza porque sus ideas sean minoritarias, incomprendidas, poco representadas o atípicas (vamos, lo que hace que alguien sea un antisistema de verdad en cualquier país donde alguien sepa el significado de esa palabra), si no por algo bastante más prosaico:  El odio y los "lugares comunes" más estúpidos nacidos de la ignorancia más pura y que dan un tipo de ideología muy "anti", pero muy, muy propia de nuestro lamentable sistema político, y tan española como las corridas de toros o el garrote vil.

El antisistema español es gente que pide "más estado" en España, un país que el pasado año 2013 decidió repartir 16.000 millones de € del contribuyente a tocateja en subvenciones a dedo. Poca intervención estatal veo yo ahí, sí.

Es gente que mientras pide más estado, se consideran anarquistas sin que les estalle la cabeza por la disonancia cognitiva porque no es como si el estado fuera una estructura inherentemente jerárquica, que leer a Thoreau o Bakunin les da flato. Suficiente tienen con pintar "anarkia" en sus carpetas como para coger y leer un libro sobre anarquismo real.

Es gente que denuncia estar inmersos en un estado "neoliberal", mientras viven en el segundo país de la UE en el que el sector público tiene mayor peso en su economía: un axfisiante 51,82% de nuestro PIB (y no, no vale hacer trampas y considerar el gasto de las CCAA como "no estatal", hay que echar bien las cuentas) superando incluso a las sociodemocracias nórdicas como Noruega (43,9% de PIB público) o Suecia (51% de PIB público), pero sin disfrutar de su estado del bienestar, claro.

Es gente que defienden más impuestos "para los que más tienen", en España. el país de Europa con mayor presión fiscal del continente, sólo superado por "superpotencias" como Portugal y Grecia.

Es gente que se creen unos héroes al oponerse al "mercado salvaje", en España, el país numero 49 en libertad económica, con menos libertad económica que distopías neoliberales como, pongamos, Dinamarca, Suecia y Noruega.

Antiburgueses que piden mano dura y control férreo para el empresario en España, un país donde abrir una empresa es más difícil que hacerlo en jodidas repúblicas ex-soviéticas como Bielorrusia o Eslovenia, compartiendo podio burocrático con Kazajistán. Pero por supuesto, lo que tenemos que hacer es seguir dando hostias impositivas al malvado empresario y ahogar en burocracia a todo aquel que tenga la osadía de querer ganarse el pan por sí mismo fuera de las tetas del gobierno y su red clientelar, claro que sí. Recordad que papá estado os ama chavales, y que no debe haber nada fuera del estado ni contra el estado. Puede que les suene el orígen de esa frase a algunos, no sé.

El antisistema, gente que cree vivir en un estado franquista y de "ultraderecha" y que por lo tanto, creen que fardar de ser antifranquistas 39 años después de que muriera Franco (más de los que estuvo gobernando, por cierto)  es wow, lo más de lo más, en vez de ser una lanzada a moro muerto como un Sol. Máxime cuando muchos de los cuadros de mando de partidos tan antifranquistas como IU o ERC son, literalmente, tan hijos de franquistas como el diputado engominado y encorbatado del PP que habita en Serrano. El antifranquismo no es más que Caín pegándose de tortas con su hermano Abel. Pero no, no se acaba aquí el festival del autoengaño.

Me creería que ser de izquierdas en España es un acto de valentía intelectual y "antisistémica" al mismo nivel que ser de socialista en Estados Unidos o ateo en Arabia Saudí, de no ser porque vivo en un país profundamente de izquierdas, en el que nada menos que un 40% de su población se identifica como "de izquierdas" o directamente "de extrema izquierda", siendo el país más de izquierdas de toda Europa (ver página 13 de este estudio). España, un país en el que nada menos que 6 de las 10 legislaturas de nuestra democracia han sido ganadas por la izquierda (y completadas, por supuesto, nada de elecciones anticipadas), y aún así, siguen sin creyendo vivir en un país "de derechas", sin asumir responsabilidad alguna de las tropelías de "los suyos" cuando estos tocan poder: cuando gobierna la derecha y la caga, gobierna la derecha, y cuando gobierna la izquierda y la caga es que se han vuelto "de derechas", no que la hayan cagado "los nuestros". Qué gran manera de no asumir nunca la responsabilidad de gobernar en vez de oponerse a algo.

Y más aún: Me creería que ser anticapitalista en España es una cosa así como muy rebelde y radical de no ser porque también somos uno de los países más anticapitalistas de Europa: Nada menos que un epatante 74% de los españoles rechaza el capitalismo tal cual oigan.

Joder con lo "minoritario", "valiente" y "antisistema" que es ser de extrema izquierda en España y ver con mal fario a los ricos. Una cosa inusitada, muy loca, qué raro es encontrar en España a alguien que vaya de defensor de peritos pobres y azote de ricos en plan Robin Hood y que no "cree" en el capitalismo (como si la economía fuera cuestión de fé), yup, nunca lo he visto en mi vida, qué ideas más originales y poco extendidas, qué valientes, qué oprimidos, qué pocos que son, qué mal representados están por nuestras instituciones, pobrecitos.


Hoy, en "iconos mal elegidos..."


Me creería también que ser nacionalista periférico y antiespañolista es algo muy antisistema de no ser por vivir en uno de los países más descentralizados del mundo: con referéndum o sin él, el grado de autogobierno de Cataluña y País Vasco, no tiene precedente en el estado moderno, y el gobierno español es de los países que dejan una mayor porcentaje de su dinero en manos de su adminstración regional: un 33,02% de todo el gasto estatal, uno de cada tres euros que pagamos en impuestos. Y qué cojones, me lo creería, si mi voto de madrileño no valiera menos que el voto de un guipuzcuano. Porque para ser muy antisistemas, resulta que el sistema les privilegia a ellos y sus ideas, dando más valor a su voto que el mío, para luego encima ir de víctimas agraviadas, tócate los pies.

Pero miren, hay algo mucho más sangrante que todo lo anterior. Me creería que los antisistema españoles no son una farsa completa para idiotas que no saben en qué país viven, de no ser porque lo que denominan como "los nuestros", están incrustados en nuestro sistema financiero, político e industrial hasta el corvejón: tenemos a sindicalistas sentados en los consejos de Bankia, a nacionalistas confesos controlando la red eléctrica española, a troskistas millonarios pagando periódicos, a artistas ""progresistas" y "comprometidos" recibiendo subvenciones directamente del estado, y así suma y sigue. Ninguna gran causa "antisistema" sin su subvención y padrino político detrás. Muy antisistemas, pero encantados de beneficiarse del mismo.

Una  vez más ¿a quién cojones se creen que engañan cuando dicen que son "antisistema"? El chaval pegando patadas al antidisturbios  en el 22-M no es un antisistema. No lucha por tí ni por mi ni por "el pueblo": lucha por Roures, por Gordillo y por el cuñado de Esperanza Aguirre aunque ellos mismos no lo sepan, de ahí el término "tonto útil".

Luchan por unos "ideales" que no son más que lugares comunes, típicos y maniqueos propios del español medio más analfabeto y del populismo peronista más abyecto, que han hecho posible tener la mierda de sistema político que tenemos ahora.

En definitiva, el chaval "antisistema" español es la guardia de corps reaccionaria y violenta de nuestro corrupto sistema, mucho más útil que el policía o el militar uniformado dado que no tiene una jerarquía tan clara y por lo tanto, no se puede enchironar al responsable real.

Son los camisas pardas del sistema, dispuestos a usar la violencia precisamente para que nada cambie ni perturbe las redes clientelares y chiringuitos de los que dependen, reventando movimientos sociales y matando a la sociedad civil como un cáncer, desde dentro, defendiendo que todas las prebendas y mamandurrias de quien le pagó el autocar para venirse a Madrid queden intactas.

Al contrario que la mayoría de los españoles, no creo en el socialismo, no creo en el estado (como si fuera Dios, vaya), no creo en la descentralización como la cura de todos los males, ni en el cuento de buenos y malos de la guerra civil que nos hemos contado has hartarnos, ni en la transición, ni en nuestro estado de las autonomías, ni en España como un ente malvado y pernicioso que deba ser destruido para expiar los pecados de su leyenda negra (nada más español que el autodesprecio y el sentimiento de culpa católica) no creo que mi pueblo sea lo más grande del mundo, ni creo en sobreproteger a tus hijos y empresas hasta volverlos imbéciles, ni en sacrificar nuestra seguridad a costa de la libertad personal. Ahora digan esas ideas en público y bien alto, a ver cuántos aplausos y palmaditas en la espalda recogen. A ver lo bien que les trata el sistema, a  ver lo bien que le caen al español medio.

Lo dicho: yo me considero antisistema. Pero uno de los de verdad, es decir, aquel cuyas ideas incomodan a la mayoría de la gente que me rodea, y que ponen en peligro a nuestro sistema, en vez de causar un aplauso en las gradas y el apoyo de ciertos sectores del stablishment que quieren medrar en el mismo.

Y el chaval que pega patadas a los antidisturbios en el 22-M, defensor de todo lo anterior, lo que es es un un ignorante que no sabe que vive en un país y un sistema político que puede que odie mucho, pero que ha sido creado a su imagen y semejanza para acomodarle. Para desgracia de todos los a los que nos ha tocado vivir en él.

1 comentarios:

Carlota B. dijo...

¡Bueno, bueno, ciertas y dolorosas (para algunos) palabras! ;)

No podría estar más de acuerdo con la incongruencia que supone definirse como antisistema y quejarse porque el Estado no te da más X o te recorta Y.
Supuestamente, si lo que quieren es un Estado sin Gobierno, sin Policía ni Instituciones Públicas, etc, etc, pocas becas, ayudas y subenciones iban a recibir, por no hablar de la educación y la sanidad tan distintas que iban a tener...

Yo quiero poner un ejemplo de lo que yo considero un antisistema de verdad, y es alguien que se salió del sistema con dos pares: Es un hombre llamado Pepe Pí, que vive en algún punto de la geografía española que ahora mismo no recuerdo, completamente solo, en un pueblo abandonado, con sus propios medios.
Eso es ser consecuente cuando uno dice ser antisitema y no querer nada de lo que le ofrece el sistema actual.
Recomiendo encarecidamente a quien quiera ver otros ejemplos como este en un documental que purula por la red desde hace años, llamado 'Bajarse del mundo'.

Porque quien no quiere ni este sistema, ni es capaz de proponer ningún otro, pero quiere 'la bota llena y la suegra borracha', no es ni siquiera un tonto, es un habitante de los mundos de Yupi :P

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