jueves, 16 de enero de 2014

7 razones por las qué Gamonal no es (ni será) otra revolución francesa

Observando los disturbios de Burgos, veo que hay mucha gente que, esperanzada, los aplaude ya que los ve como poco menos que el preludio de una revolución a escala masiva, resultado comprensible de una ciudadanía quemada e ignorada por sus gobernantes. Pero ojo, no hablo de cualquier revolución, si no de LA REVOLUCIÓN, esa gloriosa revolución con la que los españoles llevamos soñando desde la dictadura, envidiosos de nuestros vecinos franceses y su mítica narrativa nacional. ¡El pueblo unido se levanta! ¡Tiembla el sistema! ¡Amanece una nueva era de esperanza para los oprimidos del mundo! Liberté, Fraternité, Égalité. Bien, sigan soñando. Los disturbios de Burgos serán, si acaso, el preludio de otros disturbios más gordos todavía, quién sabe si incluso de una revuelta, un estado de excepción, o de un periodo de anarquía de esos que tanta diversión nos han dado en el siglo XIX. Pero no esperen ninguna revolución, ni mucho menos, una revolución a la francesa. Y aquí tienen 7 razones de porque no va a ser así. Y 7 maneras mediante las cuales, podría ser. Ahí las dejo para que ustedes las debatan o rebatan:

Cuidado... ¡Se acercan marujas antisistema!




1- Porque no tenemos claro qué demonios hacer una vez ganemos. Bienvenidos a la tercera república confederal monárquica de la nación de pueblos anarcosocialcapitalistas hispánicos

Todo aquel que haya pasado más de cinco minutos en una asamblea del 15-M sabe a lo que me refiero. Aquí todos queremos hablar de nuestro libro, y no nos ponemos de acuerdo ni para decidir de qué lado colocar el papel higiénico. Nótese como la revolución francesa fue LA revolución francesa, no LAS revoluciones francesas. Pequeña gran diferencia, que hizo posible su triunfo.

Solución: Una revolución con una constitución detrás. Planeemos de antemano las reivindicaciones y después salgamos a la calle, en vez de hacerlo a la inversa como está pasando. No puede ser que todo fulano se pueda subir al carro según le convenga la situación. Aprendamos de Jefferson y todo aquel que triunfó en esto de hacer revoluciones: constitución primero, revolución después. No al revés. En serio, no funciona.

2- Porque eso de la autoridad intelectual brilla por su ausencia: ¿dónde está la ilustración y los enciclopedistas?

Para los despistados o las víctimas de nuestro sistema educativo, años antes de estallar la revolución francesa, los primeros en cuestionarse eso del orden establecido fue su élite intelectual: Voltaire, Rousseau, Montesquieu... los enciclopedistas franceses y demás figuras de la ilustración fueron quienes diseñaron aquello. Había un plan para el día después de la revolución, porque había una base intelectual sólida detrás de ella. Había gente con puñetera idea de lo que se hablaba, y más aún, había un pueblo dispuesto a aceptar que oye, a lo mejor esa gente tan leída sabía mejor que ellos con qué sustituir el antiguo régimen, en vez de salir a las plazas públicas a proponer el derecho a voto de las berenjenas (por ejemplo).

Solución: Hay que leer más. Leed a Galbraight, copón. Tanto Stephane Hesse, tanto Chomsky y tanta leche. Si sóis de izquierdas, leed a Paul Krugman por lo menos. Si el inglés os echa para atrás, en España tenemos excelentes autores como Antonio Muñoz Molina, Ortega o Unamuno, que además tienen calado a nuestro país que da gusto. No tenéis excusa. Si no queréis leer, no queréis tener una revolución, si no un salvapatrias iluminado que os la dé hecha, de ahí que lo los más parecido a la literatura política que se vende hoy en día en España sean libros del Gran Wyoming y Jiménez Losantos. Con semejantes lumbreras guiándonos ¿Qué tipo de revolución esperamos tener?

3- Porque no queremos liderar nada, sólo deseamos 15 minutos de fama.

Como dijo este genial libro:  El poder ya no es lo que era. Ya no mola acaparar puestos de responsabilidad. Y qué demonios, la responsabilidad es la kriptonita de los españoles: Que gobiernen otros, que yo lo que quiero es mandar y molar mazo. Cuando la responsabilidad es "de todos", lo que en realidad significa es que es "de nadie". Eso sí, buenas fotos de Instagram retando heroicamente a la policía, colega.

Solución: Constituirse como movimiento político. Oh, sí, ya lo sé, los puristas se echarán a temblar porque supuestamente les va a corromper el sistema, pero ¿Acaso alguien lo ha intentado? El movimiento 5 Stelle de Italia y el Partido de la Gente Común de la India han logrado grandes cosas que nuestros medios insisten en silenciar y difamar. Otro gallo le hubiera cantado a DRY de haber seguido su estela. Sí se puede. Y sí, como todo, el movimiento que se mete en política se arriesga a corromperse. Pero quien nada arriesga, nada gana.

4 - Porque se necesita primero de un país para pensar en una revolución

Vive la France! ¿Muera la puta España? ¿Ustedes creen que con estos mimbres, se puede construír nada? La revolución francesa, como la bolchevique o la americana, fue una revolución, en esencia, patriótica. Liderada por gente que no soportaba ver a su país con un gobierno y estructura estatal tan decadente como el zarismo, el sistema colonial británico o el Ancienne Regimé. Aquí no: estado y país son para nosotros lo mismo. España es una mierda porque el estado español es una mierda, y punto en boca. El grado de identificación que los españoles tenemos con papá estado es aterrador, y provoca que frente a un gobierno ineficaz e injusto como el nuestro, nuestra reacción sea nihismo puro. Y es lógico: si no se tiene aprecio por el país hasta el punto de hacerlo inexistente ¿para qué vas a luchar por mejorarlo? Si tan malvada consideran a España, los antisistema de cócktel molotov deberían de irse de farra junto con los Bárcenas, Oriol, Fabras e Ybarras de la vida. Ya saben, los antisistemas de verdad que han hundido a España en la miseria. Invítenlos a unas copas, venga, que se lo han ganado ¿No?

Solución: Ni puta idea, francamente. Estaría bien empezar por reconocer que sentirse español no implica necesariamente querer dar palizas a judíos o sentir convulsiones cuando oyes a alguien hablar catalán.

¡Multiusos! ¡Anunciada en televisión!
5 -Porque no hay manera de redistribuir la riqueza ya que no hay cómo leches dividir los medios productivos de nuestra economía post-industrial. La desamortización ya no funciona

Sí, la desigualdad no nos gusta a nadie. Hasta aquí todos de acuerdo. Ahora bien ¿Cómo acabamos con ella? Hay miles de propuestas para solucionar un problema que, francamente, antes era mucho más fácil de arreglar. Cuando estalló la revolución francesa, los medios de producción eran la tierra. Las granjas, fincas,  la economía era agrícola, vaya. Y la manera de redistribuirla era muy simple. se la quitabas a los grandes propietarios (terratenientes, nobles, clero, etc) y la repartías entre pequeños campesinos, y lo que antes era una gran finca que daba 10.000 toneladas de remolachas al año, se transformaba en 10.000 parcelas que producen 1 tonelada de remolachas al año cada una. Simple, sencillo y fácil. Hasta que llegó la revolución industrial y lo lío todo, y después de eso llegó la postindustrialización, y entonces ya sí que la jodimos todavía más. La mayor empresa del mundo a día de hoy es Google, y su medio de producción de riqueza es un algoritmo matemático ¿Cómo divides o distribuyes eso? No puedes dividir los medios de producción de la riqueza moderna sin destruírla en el proceso, de ahí que esté tan concentrada a día de hoy: es una de las muchas consecuencias imprevistas del avance tecnológico. Si mandas a cada ingeniero de Google a un rincón del país, acabas de matar a Google. Todos perdemos, ya que la riqueza, en vez de pasar de manos y distribuirse equitativamente, se destruye. Y por si fuera poco, los impuestos ya no son lo que eran desde que el dinero se hizo electrónico: ¿no te gustan los impuestos altos? Te los llevas al otro lado del mundo mediante un simple click del ratón. Siempre puedes recurrir a la cárcel y la porra, cierto, pero hasta que se les pilla, que les quiten lo bailao. A más intangibles se hacen la riqueza y los medios de producción, más difícil es su redistribución y control, de ahí que lo más parecido al verdadero socialismo haya venido de la mano de las empresas públicas de petróleo de los países escandinavos. Ojito, que el tema tiene enjundia.

Solución: No la hay. Aspiremos a tener un sistema justo y meritocrático, pero no esperes que sea equitativo ni igualitario, salvo que mañana descubramos un yacimiento de gas natural bajo Extremadura o algo igual de fácil de dividir y repartir.

6- Porque el enemigo a batir es tan nebuloso como las mismas redes sociales encargadas de combatirlo: Contra Franco se luchaba mejor

Esto es así: cada español tiene una idea muy, muy distinta de quién es el malo de esta historia. Según a quién preguntes, la culpa la tiene el gobierno central, los nacionalismos periféricos, los banqueros, el PP, el PSOE, las cajas de ahorros, las eléctricas, los políticos, los empresarios, Europa, el FMI, el alcalde de tu pueblo que quiere construir un bulevard, la Iglesia, los defraudadores de Hacienda, la SGAE, los sindicatos, los impuestos, la falta de impuestos, la patronal, "los de la ceja", el Santander y hasta el Real Madrid si me apuran. "Políticos y banqueros" son términos muy nebulosos y en los que cada cual puede ver lo que desee. Es un primer paso, cierto, pero hay que especificar más.

Solución: Ha llegado la hora de atacar el enemigo común. Ha llegado la hora de linchar enchufados y asesores políticos en plazas públicas (inclusive los que tienen carguito en eléctricas y empresas "privadas", no sólo los de ayuntamientos y demases). Perseguirlos, exponerlos, acosarlos, denunciarlos, derribarlos. En las playas, en los bosques, en las calles, en la puerta de sus casas. Hacer de su vida un infierno hasta que renuncien a sus carguitos. Hasta que ni si quiera cincomil pavos al mes por tocarse los cojones les compense. No hace falta trincar a grandes figuras políticas, que pongas el sistema que pongas, siempre tendrás a alguien al mando. Debemos ser conscientes de que no es Rajoy o Rubalcaba per se. Son los parásitos anónimos que los rodean, esos que no salen en los telediarios, esos que los poderes fácticos usan para pagar favores por mezclar lo privado y lo público: Sus parientes, amigotes y primos y "cuñados de" son quienes nos desangran a escala masiva por pura superioridad numérica, tráfico de influencias (hola, consejeros de Endesa) y a la chita callando. Es nuestra clase política, estúpido, herederos de la nobleza más improductiva y parasitaria, no la economía ni la tienda de ultramarinos del barrio ni una clase burguesa que (ojalá!) hubiera triunfado durante la rebelión comunera y que ahora está tan empobrecida como el resto. Es nuestra clase política, y siempre lo ha sido, a poco que estudies la historia de tu país. Por cierto, un inciso. España cuenta con una ventaja sobre el resto de naciones en esto de las posibles revoluciones: ¿se acuerdan del anterior punto nº5, de lo difícil que resulta repartir la riqueza hoy en día? ¿Ustedes se han parado a pensar que por cada "asesor" o parásito colocado a dedo con carguito y pagado por el contribuyente que elimináramos (jurídica o físicamente), ahorraríamos una media de unos 30.000 euros al año que pasarían a ingresar automáticamente las arcas del estado, sin problemas de evasión fiscal, pérdida de know-how y esas cosas? No digo nada, pero por si acaso ahí dejo la idea para quien la quiera.

7 - Porque somos incapaces de superar la guerra civil

¿Yo? ¿Hacer la revolución CON ESTA GENTE? Afrontémoslo de una vez: el pueblo, dividido, siempre será vencido. Por sectarios y por imbéciles que somos, yo incluido. El concepto de "el bien común" aquí nunca se ha mirado con buenos ojos. Aquí somos de pueblo, de provincia, de tribu, de cuadrilla, de peña de fútbol, de ese concepto tan retrógrado de "los míos", que por supuesto, se enfrenta a "los otros". De ofrecer lealtad perruna a los cuatro tipos que nos rodean de manera inmediata, y ser incapaces de ampliar nuestra solidaridad dos calles más abajo. La desgracia de España es que aquí se habla de pueblo, no de ciudadanía. Allons les citoyens es una frase que rara vez oirás por estas tierras. Aquí eso de la solidaridad y la unidad se acaba en cuanto cambias de barrio o empiezas a oír que la gente habla con acento raro de otra región o vota a gente que no te mola. Bravo.

Solución: El 15-M, con bastante buen tino, propuso en su momento que nadie llevara banderas para así no levantar ampollas. Yo digo de ir más allá: Llevad la rojigualda junto con la bandera de la tercera república. Llevad la bandera de España junto con la de Cataluña. Haced por no mataros a dentelladas en el proceso. El día que se note que es una manifestación de la tercera España y no son "los de siempre", el día que las dos Españas se unan en rebelión contra nuestras élites, juntas, ese día, y no otro, tendremos una revolución de verdad, no un "quítate tú pa ponerme yo", ni una pataleta de niño de teta.

Pero hasta entonces, disfruten de sus Gamonales.

9 comentarios:

Ed dijo...

Muy bien como siempre. Menos lo de Krugman. Krugman no, por Dios. Para crear un estado con las ideas de un keynesiano no hace falta nada más que ir a votar en las siguientes elecciones. Y nos ahorramos los disturbios.

Ikael dijo...

Lo de Krugman lo decía por dotar de un mínimo de base cultural y económica a la izquierda española, en vez de seguir a pies juntillas el catecismo del buen progre como pasa ahora. Lo mismo va para nuestra desnortada derecha y su obsesión con el chichi de las mujeres, de ahí la recomendación sobre Unamuno :p

Anónimo dijo...

"Si el inglés os hecha para atrás, en España tenemos excelentes autores como Antonio Muñoz Molina o Unamuno".

Gjaidjaiodjasodijadadjaiopwjwapdj92asxc

Ikael dijo...

Única falta de ortografía en todo el texto, y tiene que ser justo en ese párrafo, mecagoenlalechemerche XD

Ortiga dijo...

*-* ¿Dónde firmo?
Yo soy una inculta, no leo a ninguno de los filósofos que mencionas, pero todo lo que dices me parece sencillamente de sentido común (el menos común de los sentidos...).
Me enfermo (físicamente) cada vez que veo una prueba más de que las Dos Españas siguen estando tan vivitas y coleando como hace 40 años. Me pregunto si la Tercera España de la que hablas es realmente posible.

Unknown dijo...

Bueno es verdad que Krugman es mejor que nuestra izquierda pero ¿qué no lo es?

Unknown dijo...

Leído con un poquito de tiempo, Eduardo, y dejando de lado los puntos en los que estamos de acuerdo (que son muchos) creo que cometes un error importante en los primeros puntos.
En realidad durante la revolución francesa los propios revolucionarios no tenían ni idea de a donde estaban yendo. Eso nunca ha evitado una revolución, de hecho las revoluciones son espontáneas y sentimentales y se basan en simplemente destruir lo que hay. Luego pueden ser total o parcialmente captadas por otra élite dirigente para llevar sus ideas de gobierno a la práctica, pero en principio no son más que rabia y destrucción. Las revoluciones no se planean, los golpes de estado son los que se planean. Así que el punto 1 me temo que no tiene nada que ver, aunque sea muy applicable a movimientos como el 15-M. Ah, y sí que fueron las revoluciones francesas en plural, pero si eso que te lo cuente Accolon.
No había un plan para el día después de la revolución porque la revolución era impensable. De los autores que citas (que se llevaban fatal entre ellos, por cierto), Voltaire era un idealista místico que creía que el hombre era bueno por naturaleza y que discutía el derecho de los pueblos a la guerra (te diré a la revolución), Montesquieu era un aristócrata (que se llamaba Charles de Secondat, Montesquieu era su título, baron de Montesquieu) que lo que postulaba era una monarquía constitucional al estilo inglés, no una república y muchísimo menos una revolución contra la nobleza; y mi muy admirado Rosseau propone en El Contrato Social unas ideas que no fueron la inspiración, sino la excusa, que usaron la Asamblea y la Convención para legitimarse. ¿Crees que la abolición del feudalismo, paso pervio para el contrato social, estaba planeada, por ejemplo? ¡Para nada! La Asamblea todo lo que hizo fue subirse al carro de lo que la gente estaba haciendo durante La Grande Peur. Aparte de que las revoluciones no las hacen los intelectuales; las revoluciones las hacen (solo) los pueblos pobres e incultos que no tienen nada que perder. O que eso creen, porque en el caso de la revolución francesa, si creían que vivían mal con el rey, aprendieron el verdadero significado del término con Robespierre.
Y, con lo del liderazgo, yo le daría un giro al punto 3 y lo cambiaría por “Porque nadie quiere liderar nada”. El problema es que los que podrían liderar un cambio grassroot no quieren y los que quieren no saben. Esto si quieres lo desarrollamos con unas cervezas esta noche porque tengo ideas al respecto que no quiero comentar en público.
Ah, y te falta Ortega en esa relación de autores españoles que recomiendas. Me parece imperdonable que no hayas recomendado a Ortega.

Anónimo dijo...

Nuestra derecha incapaz de superar su pasado reciente y el no tan reciente.

Ikael dijo...

- Urtica, yo creo firmemente en que la llamada "Tercera España" no sólo existe, si no que se está ampliando a medida que la crisis avanza. Para "firmar", nada, sigue el blog o qué cojones, si os animáis, podemos debatir el tema entre cañas como es debido :D

- Miguel Ángel, si nuestra izquierda fuera keynesiana en vez de "progresista" y nuestra derecha fuera liberal en vez de "neoliberal", España sería algo así como la utopía de Tomás Moro, y lo sabes :p

- Arth, lo del tema del liderazgo es algo a tratar con calma, cierto. Pero aciertas en decir que nadie quiere llevarlo. Nadie quiere subir a la palestra, por miedo a "complicarse la vida". Muy español todo, sep.

- Joder, sí que tiene delito que no haya mencionado a Ortega. Me he ganado un golpe de remo

- Nuestra derecha es tan mongólica y tan parte del problema como la izquierda, no me hago ninguna ilusión al respecto. Pero esta claro que son los más interesados en pasar página de su pasado, por motivos obvios (y electoralistas), mientras que la izquierda seguirá aludiendo a las esencias de la república per sécula seculorum por exactamente esos mismos motivos (votos).

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