jueves, 28 de agosto de 2014

5 razones por las que amo el feminismo

Pues resulta que con esto del caso de la supuesta violación que al final resultó no serlo (para eso están las investigaciones judiciales) toda la red anda incendiada y vomitando bilis sectarista como sólo puede hacerlo la mala leche española, lanzando sus proclamas a favor y en contra del feminismo y plantando firmemente su trinchera independientemente de la realidad de ese caso en concreto (que al final nos importa un bledo: lo que queríamos era hablar de nuestro libro).

Yo personalmente, tengo una relación amor-odio hacia dicha ideología, a la que veo como un gran fuerza de progreso, que comete, también, grandísimos errores. Sí, tengo mucho que criticar, pero como criticar sabe cualquiera, empezaré por lo que me más gusta, que es mucho, así que aquí van 5 razones por las que adoro el feminismo (siendo un hombre, síp)

¿Originalidad? Que os den, esta imagen nunca pasará de moda


1- Porque las mujeres son la especie humana.

Personalmente considero un error considerar a las mujeres como una "minoría". Sí, en efecto, lo "normal" en este mundo es que sean las minorías quienes estén puteadas, pero el caso de las mujeres es algo verdaderamente excepcional porque son nada menos que la mitad de la población humana. ¡La mitad de todos los seres conscientes de este excepcional planeta nuestro son mujeres! Parece algo obvio, pero paren un momento y reflexionen sobre lo que significa e implica ese hecho. Sí, existe algo todavía más horrible que violar los derechos de una minoría: violar los de una mayoría. Y eso es exactamente lo que ocurre cuando se violan los derechos de la mujer.

2- Porque gran parte de sus problemas son invisibles. Sobre todo si eres un hombre decente.

Sí, en efecto, esa afirmación puede parecer contraintuitiva... pero no es contradictoria. Gran parte de los problemas de la humanidad en general y de las propias mujeres en particular, es que muchas veces no son visibles. No son aparentes y en el caso del sexismo, a más decente sea el hombre, más problemas tendrá para verlo debido a lo que dice el viejo refrán: Dios los cría y ellos se juntan. El buen hombre busca la compañía de sus semejantes. Por eso cuando las mujeres nos hablan de algunos de los problemas que sufren a diario, yo me quedo ojiplático. Y sí, se me hacen difíciles de creer. No porque crea que las pérfidas hijas de Eva me estén mintiendo para engatusarme y llevarme a su terreno, si no porque yo no soy capaz de imaginarme a ninguno de mis amigos ni conocidos metiendo mano a una desconocida en el metro o pegando a su pareja. Pero... es que no todos los hombres del mundo son como mis amigos y conocidos. Por eso hay que evitar caer en la falacia del WSYATI (What You See is All There Is). Que no lo veamos de primera mano no quiere decir que no exista, sobre todo cuando se trata de problemas que, por definición, son "de puertas para adentro" como la violencia sexual o los maltratos.

3- Porque la historia del feminismo es gloriosa y está intrínsecamente ligada a la grandeza de occidente.

Uno no puede separar la liberación femenina del auge de occidente, ni viceversa. Los beneficios económicos y sociales de la incorporación de la mujer al ámbito laboral y la economía han sido tremendos, y uno no puede perder de vista que eso de dotar a las mujeres de un mismo plano de igualdad respecto a los hombres es una idea 100% occidental, y estoy orgulloso de que así sea. El mundo occidental fue pionero en lanzar esa idea de la igualdad ante la ley, allá en la antigua  Roma, con un César que se negaba a ser un semi Dios para ser simplemente un "primero entre iguales". Es cierto que nos costó buenos siglos de lucha, trabajo, errores y evolución hasta llegar aquí, pero que me aspen: fuimos los primeros que pensamos que eso de que existieran distintas "categorías" de ciudadanos era algo pernicioso, y la evolución lógica de esa mentalidad tan peculiar de los occidentales fue evolucionando hasta culminar, como no podía ser de otro modo, en la liberación de la mujer. La igualdad de derechos de la mujer es de las mejores cosas que ha generado el tan denostado y demonizado "mundo occidental", y yo digo que este es un aspecto de nuestra cultura y particularidad digno de celebrarse y defenderse, ya basta de autofustigarnos.


O avanzamos juntos, o nos caemos todos

4- Porque todavía queda mucho camino por recorrer.

Para empezar, hay que tener un poco de perspectiva: Occidente es una fracción cada vez más menguante del total de la humanidad. La mayor parte de las mujeres que nacen a día de hoy, lo hacen en países donde su vida vale menos que la de una cabra. Y para continuar, incluso en el propio occidente hay un largo trecho que recorrer, tampoco vamos a pretender ser los más listos de la clase. La igualdad legal es un paso de gigante por el que debemos de estar agradecidos, pero no es el único que hay que dar: existe un abismo entre la igualdad en el plano legal y la igualdad de facto. No voy a entrar en el etéreo y siempre subjetivo debate de que si la cultura esto o lo otro, pero por poner un ejemplo de algo "tangible", las cifras de muertes por violencia de género siguen siendo espeluznantes: sólo en última década en España murieron 700 mujeres a manos de la violencia machista, casi tantas como el número total de víctimas de ETA a lo largo de su sangrienta historia, eso por no hablar de otros temas igualmente cuantificables como la superior tasa de paro femenina. Es inaceptable que semejante situaciones sean considerada como "lo normal". No confundamos la merecida celebración con la autocomplacencia.

5- Porque el feminismo también me beneficia siendo un hombre.

Porque esto de la vida es algo que sólo lo podemos sacar adelante, juntos. Porque la visión de la vida como un juego de suma cero  de "los nuestros contra los suyos" es estúpida, y porque la visión identitaria del mundo es en última instancia un error colosal: todo lo que hagamos contra la mujer acabará yendo en contra de los hombres. Siempre. Tarde o temprano. No es el karma ni ningún boomerang, si no una cuestión de lógica pura, aunque suene un tanto paradójico. Por mucho que la "lógica gremial" nos diga que a más acaparemos, mejor, esa es una versión cortoplacista (y ridícula) de la vida. Si hacemos que las mujeres se avergüencen de su sexualidad, lo que tendremos es un "mercado" de ligoteo imposible e impracticable. Si las relegamos exclusivamente al rol de madres, será imposible que los hombres reclamemos nuestro legítimo rol de padres, como bien saben los divorciados. Si las mujeres no logran acceder al mercado de trabajo, tendremos que sacar adelante a nuestras familias en solitario. Si las sacamos de nuestros hobbies "sólo para hombres", las convertiremos en criaturas ajenas a nosotros y aburridas. Si destruimos su estima... ¿Qué hombre en su sano juicio quiere vivir en un mundo de mujeres rotas? Ayudar a la mujer es, en definitiva, ayudarse a uno mismo. Y ayudar al hombre. Por eso, el "nosotros VS ellos" es algo trágicamente erróneo: porque estamos todos en el mismo barco. Y quizás sea esa la principal razón por la que, a pesar de todos sus defectos, amo el feminismo.

Y todavía podría seguir, pero como me he propuesto moderar el tamaño de mis diarreas literarias artículos, dejémoslo en 5 puntos nada más.

Próximo artículo: 5 razones por las que odio el feminismo ¿Cuál desatará más trolls, flames y comentarios de los dos? ¡Descúbranlo en la siguiente entrega!

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