viernes, 12 de diciembre de 2014

9 cosas que descubres cuando te metes en política

Llevo casi un año metido en política, militando activamente dentro de un partido. Las siglas son lo de menos: el sistema que hay detrás es lo fundamental.

Esto es lo que he aprendido durante este tiempo. Espero que os sea útil a todos los que también queráis meteros en política:

Esto es una campaña electoral y lo demás son tonterías




1 - Hay mucha más gente honrada de la que te crees

La primera en la frente: en contra de la visión que tiene un 99% de la gente (yo incluído), una vez te metes en política ves que, lejos de los Barcenas, Pujoles y demás escoria humana, la inmensa mayoría de la gente que se dedica a la política es gente fundamentalmente honrada. Podrán ser más o menos inteligentes, más o menos trabajadores, y estar más o menos de acuerdo con sus ideas, pero en contra de lo que pueda parecer, la política es un trabajo vocacional, sobre todo a nivel de base. Y es que ahí está la cuestión: si de cada 10 políticos sólo uno es corrupto no pasa nada... pero si a ese corrupto le ponemos en la cúspide de la pirámide a gobernar a los otros 9... pues eso. Ahí se joden las cosas. Y te da igual que los otros nueve políticos sean la mejor gente del mundo: Si al final la cúpula del partido se dedica a encerrarlos en un sótano y alimentarlos con cabezas de pescado (o cargos en el parlamento europeo), poco podrán hacer.

2 - A la política se dedica un particular tipo de personas. Más concretamente, pesonas freaks

Enlazando con el anterior punto, otra observación sobre la gente que se dedica a la política: suelen ser en su mayoría gente honrada pero... unos frikis. Bueno, más que frikis: unos freaks rarunos de mucho cuidado. Necesitas a un tipo de gente muy, hum, "especial" para decidirse a trabajar en este enmierdé de intentar sacar a flote un país y unas ideas mientras todo se va a la mierda y algunos deciden llevárselo crudo. Eso necesariamente "forja carácter". Como cuando conoces a alguien y enseguida notas que es militar o profesor, es una profesión que al final "transpira" a través de la persona. El político medio suelen ser tipos raros y por qué no decirlo, bastante desconectados de la realidad a pie de calle y ojo, sin necesidad de coche oficial, cargo gubernamental o estar encerrados en la Moncloa. ¿Alguna vez te has colado en una convención de amantes de los insectos, coleccionistas de sellos o taxidermistas de la segunda guerra mundial? Pues  ese es un poco el ambiente, vaya.

3 - El electorado es gilipollas

Sintiéndolo mucho, un gobierno democrático gilipollas nace, indefectiblemente, de un electorado gilipollas. Sí amigos, para bien o para mal (en mi opinión, para mal) la democracia hace que al final el pueblo sea gobernado por gente que se parece al pueblo. Oh sí, tú no tienes coche oficial, pensiones millonarias ni línea directa con Emilio Botín. Y crees que todo eso te hace muy distinto de nuestros gobernantes. Estás equivocado: de tener todo eso, serías tremendamente parecido a nuestros políticos. Empezar a trabajar como político significa que empiezas a entender por qué eso del despotismo ilustrado era una idea cojonuda: la labor principal del político responsable es, ante todo y sobre todo, filtrar todo el "ruido cognitivo" del electorado y evitar que se suiciden dándose martillazos en la cabeza con decretos ley. Desde gente que propone prohibir el uso del coche (tal cual) pasando por la expulsión "de todos los moros" al mar o dotar a los animales con derecho a voto, hablar sobre qué quiere la "gente de la calle" de su gobierno es coger un asiento de platea en el gran circo de la estupidez humana. Mejor llevaros palomitas. Y creedme que el populismo, es decir, el hacer caso a todo lo que diga "el pueblo", ese mismo pueblo que quiere opinar sin tener ni zorra sobre cómo funciona el gobierno, la economía o el mundo en general es una receta de puta madre para sumirnos en la miseria.

Futuro no-tan-lejano

4 - Los Ayuntamientos no tienen poder para hacer absolutamente nada

A mi siempre me ha hecho mucha gracia cuando los gobiernos autonómicos acusan a "Madrid" de centralizar todo el poder y acaparar competencias (en nada menos que uno de los estados más descentralizados del mundo) entre lloriqueos y rabietas, cuando luego sob ellos los primeros que se dedican a hacer exactamente la misma mierda que denuncian, pero a nivel regional. Mucho pedir "descentralización", pero nadie habla de la "segunda descentralización" que nunca ha terminado por llegar (ni llegará): La de las comunidades cediendo competencias y autogobierno a los Ayuntamientos. El Ayuntamiento, la administración gubernamental. más cercana al ciudadano de todas, es justo a la que se la deja con menos capacidad de actuación. ¿Madrid nos roba? Oh, sí. Y Barcelona. Y Sevilla. Y Bilbao. Y así suma y sigue con los gobiernos autonómicos, a los que la descentralización sólo les interesa si les sirve para acaparar poder y carguitos ellos y sólo ellos. Al final, los ayuntamientos en España sólo pueden ganar dinero mediante tasas absurdas y ladrillo (IBI) por lo que ¿A que no adivinan qué dos cosas se dedican a desarrollar las ciudades españolas? No, no es coincidencia ni que en España "seamos así". Es que tenemos un sistema municipal que te fuerza a elegir entre la inacción el ladrillazo, sin término medio. Y nadie lo ve ni le preocupa hasta que intentas hacer que tu Ayuntamiento esté a servicio de tus vecinos y entonces te das cuenta de que tienes las dos manos atadas a la espalda.

5 - Entiendes por qué el PP gana elecciones a puñaos

Esta es mi favorita. Todos mis amigos de izquierdas siempre se quedan más confusos que aterrados cuando el PP gana unas elecciones ¿Pero cómo es posible? ¡Pero si son una panda de corruptos impresentables! ¡Pero si ni si quiera cuentan con la mitad del apoyo popular que otras formaciones! Si, todo eso es cierto. Pero la gente no ve que gran parte del éxito o ruina de un partido político lo configura su organización. Es decir, su coherencia interna. No se trata sólo de que tenga un organigrama bien definido (esa es la parte fácil) o de que haya disciplina de voto (esa es todavía más fácil) si no de dos cosas fundamentales: A) Tener clara cuál es el ideal principal del partido. La versión de la España que quieres tener. Debes de ser flexible para acomodar otras ideas, pero el andamiaje y "núcleo duro" de tus ideas debe de ser sólido. Y B)  Tener claro que dónde manda patrón no manda marinero. Nada de mini-feudos, de chiringuitos dentro del chiringuito y demás rollos de taifas y tratos de  buenrollismo acomodaticio "todos somos jefes y todos mandamos así que todos nos llevamos bien". Ya hora teniendo claro eso ¿Alguno participastéis en las asambleas del 15-M?  ¿Vistéis esas increíbles discusiones sobre si los gorilas deberían de tener voto y si no lo tienen entonces ya no juego y me llevo el scatergories a mi casa, y la revolución será vegano-trosko-feminista o no será? ¿Todo eso en una reunión que en un principio trataba sobre la ley hipotecaria? Pues bien, mientras esa gente hacía sus OMG APASIONADOS DISCURSOS SOBRE SUS GRANDÍSIMOS IDEALES de fondo podías ver a los del PP juntando las manos como el señor Burns y murmurando para sí mismos: "Excelente".

6- Los romanos y los griegos sí que sabían lo que se hacían: A esto se tendrían que dedicar los ricos. O la política como actividad presencialista

¡Oh no, el clasismo! Bueno, pues qué quieren que les diga, si algo me ha hecho el meterme en política es hacerme más clasista que cualquiera de los personajes de Downtown Abbey. Porque cuando te metes lo primero es que te das cuenta de que la política requiere de una cantidad de tiempo libre brutal, haciendo dificilísimo compaginar un trabajo de verdad a tiempo completo con la actividad política. A eso se le une que en contra de lo que se cree popularmente, los sueldos de políticos son una mierda. Sí, ya sé que quien llega arriba del todo es el amo del mambo, pero eso es quizás un 1-10% de todas las personas que se meten en esto: Los cargos más bajos, que son al fin y al cabo los que más abundan, cobran una mierda o directamente nada (el voluntariado y los favores: esa plaga), lo que asegura un terreno abonado para sobornos, corrupción y chantajes de todo pelaje. La política española es un nido de mediocres porque ofrece un retorno de inversión francamente lamentable y sobre todo, porque requiere de un presencialismo brutal: O estás dispuesto a sacrificar horas y horas de tiempo y lo que me da más rabia, de calentar una puta silla aunque no sirva para nada, sólo para "estar ahí" y aparecer en la foto, o si no da igual. Da igual lo bueno que seas en tu campo, lo bien que trabajes, lo que puedas aportar: lo importante es que estés. Ahí. Lo que fomenta es que esto sea un nido de jubilados o parados de larga duración. O peor aún, de Ni-nis, si tu partido cuenta con ese invento de Satán que son las "juventudes" de partido. Conclusión: o conviertes a la política en tu manera de ganarte la vida, con todo lo que ello implica... o dejas que se encargue de ella alguien que no necesite de ella para vivir. Es decir, un millonario, vaya. Entre las dos opciones, yo tengo clara cual sería la mía.

7- Las leyes de cuotas por sexo no sólo son un atentado contra la igualdad de género, si no que se han asegurado que las mujeres nunca lleguen a ser políticas influyentes

La deliciosa paradoja de las leyes de género volviéndose contra sus propósitos originales. Uno pensaría que al forzar a que la mitad de las listas electorales estén compuestas por mujeres eso haría que las mujeres cobraran un mayor peso político ¿No? Pues no. No cometan el grave error de confundir cargo con poder. El político se genera y se brea... politiqueando, vaya. Y la primera (y mayor) lucha política surge al pelear por la entrada en las listas electorales. Esa es la "escuela de políticos" por excelencia, la que hace que el militante de a pie comience a afilar colmillos y adquirir las habilidades necesarias de negociación e intriga para luego saltar a la "piscina de los mayores" en algún ministerio o gobierno regional. Pues bien, con esta ley, las mujeres quedan fuera de esa competición y entrenamiento, privándolas de experiencia en la política real y creando un perverso incentivo para que toda mujer que se meta en política se vea relegada al rol de poltronera y "mandada", colocada por la central a dedo. Leire Pajín, Ana Mato o la Aído no son "accidentes", si no que son exactamente el tipo de mujer metida en política que deseaba Zapatero cuando creó esta ley. Hagan balance de lo que ello significa, y échense a  temblar. Sobre todo si son mujeres.

Ojalá, ojalá

8- El problema principal de la política española es la falta de política

Resulta irónico ¿No es así? Es incluso difícil de creer. Vivimos en una sociedad radicalizada y con una población profundamente politizada, en la cual todo, y digo todo, desde tu equipo de fútbol hasta la escuela a la que vas o las películas que ves tiene connotaciones políticas, y en el que los políticos han infectado todos y cada uno de los poros de la sociedad civil, desde la Universidad  más de izquierdas hasta a los consejos de los bancos más de derechas. ¿Cómo es posible que la cosa menos política de España sean, justamente, sus políticos? Pues porque nadie quiere hacer política desde la política, vaya. En cuanto entras en esta, ves que a nadie le importa tres mierdas las ideas o qué hacer con el increíble poder transformador del gobierno. Esa es mi mayor decepción con la política. No es Juego de Tronos: es Sálvame. Las cuitas personales están por encima de la ideología, y el cómo acceder al poder es más importante que el qué hacer con este una vez se adquiere. Lo de la ideología, insisto, es lo de menos. El ardiente independentista batasuno vasco cantaría el Cara el Sol vestido de torero si eso le asegurara un puesto por 10 años más y no contento con ello, convencería a sus compatriotas vascos de que las corridas de toros es lo más euskaldún que haya existido jamás para así conseguir mayor seguridad laboral, es decir, conseguir que no le cuestionen. La aspiración del 99,99% de la  gente que está metida en política es no verse nunca obligados a hacer política ni tomar decisiones. Uf, quita. quita, que eso puede implicar equivocarse o sobresalir. Ni si quiera quieren enriquecerse: Como ya he dicho antes, los corruptos no son tan abundantes y el dinero se gana mejor en otras partes. Lo que quieren nuestros políticos es, simplemente, existir. Como un ficus o el moho que crece en una alcantarilla. La inacción como forma de vida para no poner en peligro tu sueldito, modesto pero seguro. Meterse en política en España es descubrir que el teatro político español, con todo su drama, sus mártires de la guerra civil, sus causas irrenunciables, sus manifestaciones de españolitos creyendo que van a salvar el mundo de los malvados fachas o rojos, es, en efecto, eso mismo: Teatro para los imbéciles, es decir, para los electores y militantes de a pie, entre los que me incluyo. Y eso me duele más que cualquier corruptela. Ver que, lejos de ser una casta de marcianos  separada de la ciudadanía o un enemigo mortal a batir, los políticos son el más mediocre de tu grupo de conocidos. Sin más aspiración ni ambición en la vida que irse de cañas al acabar su jornada.

9- El precio a pagar es altísimo

La política es trabajar gratis durante meses y años. Es reuniones a la española, es decir, reuniones interminables de mierda en las que  habla del sexo de los ángeles hasta las tantas de la madrugada. Es tejer y mantener todo un entramado de relaciones sociales falsas por puro maquiavelismo e interés personal. Es aguantar dramas personales rozando el marujismo más soez  día sí, y día también. Es calentar sillas. Es pegar carteles. Es creer que vas a lograr el poder, para tan sólo sentirte más y más impotente al tenerlo frente a las narices sin  poder tocarlo. Es hacerte enemigo y ser odiado por gente a la que no conoces. Abandonar las charlas de bar y el teorizar sobre política para empezar dedicarse a la política  y ejercerla, es, en definitiva, un puto coñazo horrible que absorberá tu vida. Es por eso por lo que surge la  perniciosa figura del político profesional: Porque es un trabajo desagradable que nadie quiere hacer pero que  tiene que hacerse. Y, sin embargo, a pesar de todo, a pesar del dolor, del rechinar de dientes, de las mentiras, del odio y de la mierda, al final la política es la única manera de salir de nuestro actual enmierdé. No es un factor, si no El factor decisivo de que una civilización prospere o se hunda.

Ahora bien ¿A qué precio personal? No lo sé. Sólo sé que es altísimo. ¿Demasiado alto? No sé si tengo vocación de mártir. No sé si merece la pena. No quiero que esto me destruya en mil pedazos.

Pero tampoco quiero volver a ver a un mendigo pidiendo en la Gran Vía, a un amigo que abandona el país en busca de trabajo, y pensar que, si hubiera aguantado un poco más toda esta mierda, habría podido ayudarles de verdad.

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