viernes, 16 de noviembre de 2018

Qué hacer cuando la medianoche llama a tu puerta

Un espectro recorre Europa. Y América. Y Asia. Y... demasiados sitios ya. Aunque España se ha mantenido a salvo por ahora, este es el momento de responder a una pregunta antes de que sea demasiado tarde:

¿Qué deberíamos hacer cuando sea el turno de que nuestro país coquetee con el populismo de extrema derecha?

"Poder a cambio de mil años de oscuridad"



1- Dejemos de hablar del populista a todas horas y de magnificar su peligro

Los medios deberían de aplicarse el dicho "no existe la mala publicidad". A más se hable del populista, más crecerán sus expectativas de voto. Aunque se hable mal de este. O mejor dicho: Sobre todo si se habla mal de este, verbigracia del efecto Streissand: Cuando gente que te cae mal habla mal de una cosa, tiendes a empatizar con dicha cosa. Y ¿Acaso queda alguien que NO deteste la prensa tradicional? Y es que eso es justo lo que el populista desea. Que se hable de él a todas horas. Que sus enemigos no piensen en otra cosa. Que se obsesionen con ellos. Que su opinión figure en todas las salsas. Acaparar todas las ondas, chats de whatssap, estados de facebook, conversaciones familiares... da igual que se haga para "combatirlo". Por eso dicen tantas burradas tan gordas: Para que se hable de ellos. Porque a más cancha le demos, más lo alimentaremos. Pues el populista es narcisista, y como buen narcisista de manual, se alimenta de nuestra atención, aunque sea negativa. Y se recrea en nuestras reacciones de miedo, indignación e ira. Su enemigo número uno no es el ardiente héroe que sale a combatirlo entre fanfarrias, ya que ayuda a retroalimentarlo y darle aires de importancia, si no la indiferencia. Decían los fanáticos del ISIS que "su enemigo es el tibio". Sed pues, tibios. Sed indiferentes. Seguid con vuestras vidas y poned al populismo en perspectiva: Ya quisieran otros países tener una ultraderecha tan enclenque, pequeña y ridícula como la nuestra. De hecho, es el ridículo del menosprecio lo que temen, y la épica del enfrentamiento lo que buscan.

2- Dejemos de un lado la palabra "facha" y acordáos del cuento de Pedro y el Lobo

Quizás sea ya demasiado tarde para esto, pero no estaría de más recordar el cuento de Pedro y el Lobo, o el de Trump y el facha. Cuando se usa un descalificativo hasta gastarlo, dicho descalificativo pierde por completo su valor como voz de alarma. Cuando gente tan dispar como Jordan Peterson, Josep Borell, Aayan Hirsi, Escohotado o J.K Rowling son acusados de facherío, cuando viene un facha de verdad, el calificativo funciona en sentido opuesto: La gente se piensa que en efecto, Trump el facha es un tipo valiente y honesto como Hirsi la facha, que Duterte el facha es un encanto como K.Rowling la facha, o que Bolsonaro el facha es un liberal como Escohotado el facha, o que Abascal el facha es un moderado españolista como Borrell el facha. Al fin y al cabo ¿No están todos ellos metidos en el mismo saco el facherío al por mayor? Llamar facha o acusar de sexismo, xenofobia, islamofobia o racismo al primer tipo que te tenga la osadía de contradecirte a ti o de entorpercer tu endo-relato te puede dar muchos chiquipuntos y palmaditas en la espalda por parte de tu pequeña tribu política y grupito social, y oye, qué bien sienta ser aceptado y aclamado por "los tuyos", pero eso se logra a cambio de anular por completo el mecanismo de alarma social. Puede que sea demasiado tarde para cambiar esa tendencia a la que la izquierda parece haberse aficionado en todo el mundo (creo recordar que "facha" se pronunciaba "racist" en inglés) pero rectificar es de sabios y nunca es tarde si la dicha es buena, que dicen.

3- Menos guerra cultural en las redes y más debate amistoso en los bares

Una pauta en común que he notado entre aquellas personas más seducidas por las tendencias reaccionarias de nuevo cuño es, sin duda, su relación con Internet y las redes sociales y su sensación de amenaza. Detrás de cada comentario sobre cómo el feminismo ha ido demasiado lejos o sobre educación en las aulas para "volver a los niños gays", hay, en un 90% de las veces, una historia "de Internet". Noticias falsas, sí, pero también experiencias personales desagradables, debates agrios o directamente, insultos, sin más. Las redes sociales crean una percepción sesgada de la realidad que pinta el panorama político mucho más radical y frentista de lo que es la mayoría de la población. Y es que si yo me dedico a rascar el socarrat social por la red, no tardaré en encontrar MRAs justificando la violación femenina, feministas radicales abogando por la castración masculina obligatoria, neonazis avisando de conspiraciones judeomasónicas o ecoprogresistas convencidos de que hay que cerrar hospitales para volver a la medicina chamánica. Todas esas posturas son chaladuras minoritarias de cuatro tarados, pero la magia de Internet las saca de sus madrigueras, les pone luz y taquígrafos, y te las restriega por los morros para conseguir un par de míseros clicks vía indignación de baratillo, lo que crea la sensación de estar constantemente asediado por fanáticos peligrosos. "¿Ves? ¡Toda la gente del bando contrario es así! ¡Están en todas partes, tenemos que combatirles a todas horas, cueste lo que cueste!". Esas dinámicas propias de las redes sociales generan un ciclo de radicalización mutua de manual, que más nos valdría cortar de raíz. Las redes sociales son directas responsables de la polarización del electorado, y el señor Zuckerberg tiene muchísimo de lo que responder, pero nosotros, ciudadanos de a pie, podemos y debemos poner nuestro particular granito de arena simplemente negándonos a enzarzarnos en esos "debates", contrastar nuestras fuentes y haciendo por conocer, cara a cara a aquellas personas que simplemente tienen ideas distintas de las nuestras, en vez de tomar por embajadores de tal o cual grupo a narcisistas histéricos vociferando en las redes sociales. Póngame mejor una conversación con un amigo acompañada de unas cañas, por favor.

4- ¿Qué le duele a sus votantes? De las heridas larvadas surge el pus del populismo y su poderosísimo monotema

Aunque cada nuevo populista de ultra derecha aupado en las urnas es de su padre y de su madre, y aunque cada situación social e histórica de cada país es única, ya hemos visto a suficientes de elllos alzarse con el poder como para poder elaborar un patrón común: Todos son los primeros en romper un tabú (o varios) de su país y hablar de un problema de vital importancia para el grueso de su población que había sido silenciado y ocultado debajo de la alfombra por la corrección política. Trump fue el primero en alzar la voz sobre los efectos perniciosos de la inmigración y la globalización sin frenos. Todo aquel que osara pensar que cualquiera de esos temas era un problema y priorizar el drama de quedarse en paro por competir contra acerías chinas y mano de obra barata importada de México, en vez de preocuparse por las bondades del multiculturalismo, era porque obviamente era facha. Bolsonaro fue el primero en alzar la voz de manera rotunda sobre los graves problemas de delincuencia y violencia en las calles de Brasil. Todo aquel que osara pensar que la ley y el orden y el poder volver andando a tu casa sin que te mataran era una prioridad mayor que la brutalidad policial y los derechos de los presos era porque era, claramente, un facha. Abascal es el primero en alzar la voz sobre el titánico tamaño del estado en España y una de las voces más combativas contra el estado de las autonomías, abogando directamente por su supresión. Todo aquel que osara pensar que la unidad de España y un estado sobredimensionado eran un problema, en vez de preocuparnos por dar más autogobierno a reyezuelos de taifas y por aumentar el dinero público que pueden gastar nuestros gobernantes sin cortapisas, es porque claramente, es facha. Bienvenidos al monotema, principal fuente de poder de esta gentuza. Recordad que si sólo un "facha" se encargaría del monotema, al final el electorado, harto de ser insultado e ignorado, contratará a un facha de verdad para lidiar con dicho tema.

"¡Rayo evangelizador! ¡Piu, piu!"

5- Una vez identificado el monotema, Reabrid todos los debates. Y dadles una respuesta satisfactoria y adulta

Cuando una cuestión de vital importancia para una gran parte de la población se ignora y se deja larvar durante mucho tiempo, so pena de ser linchado por la corrección política, no se sorprendan luego de que el primer cuñao que da una solución de barra de bar para dicho problema se convierta, de la noche a la mañana, en el héroe del pueblo. Al fin y al cabo, sí, la solución propuesta por el populista en cuestión podrá ser una puta mierda irrealizable (en un 99% de los casos, lo es) pero al fin y al cabo ES UNA SOLUCIÓN. Mientras que para el resto de las fuerzas políticas tradicionales, encantadas de conocerse y de perpetuar el statu quo, se niegan ni si quiera a reconocer que el problema existe en un primer lugar, no hablemos ya de aportar soluciones al mismo. Si se quiere romper este impás y debilitar al populista de turno, es necesario reabrir esos debates y derribar tabús sobre los temas de los que "no se puede hablar" y tocar cosas "que no se pueden tocar" (porque nos perjudicarían electoralmente, ejem). Lo que equivale a tomar el toro por los cuernos, y proponer soluciones realistas y factibles a los mismos. En definitiva, se debe hacer una política adulta y valiente, que llame al pan pan, al vino, vino, y que se base en la realidad en vez de en ignorar selectivamente (y sistemáticamente) aquellas partes de la realidad que nos fastidian la ideología y que por lo tanto podrían quitarnos un par de votos hoy... a cambio de darle el control del país a los populistas de mañana.

6- Recordad a sus posibles simpatizantes que todo va en el pack, no sólo el monotema y lo que nos guste de manera selectiva

He tratado con votantes de Trump, Bolsonaro y Vox. En contra de lo que cree una gran parte de la prensa, resulta que son gente normal y corriente, preocupada por temas que atañen a muchas personas, no son bestias sedientas de sangre ni zombis descerebrados. Sí, es cierto que siempre hay un "nucleo duro" de fanáticos absolutamente abducidos y delirantes con los que es imposible razonar nada (como también los hay entre los acérrimos de los partidos tradicionales), pero para ganar elecciones en un país y abandonar tu condición de partido marginal necesitas ir más allá de los hooligans y hacerte con el voto de la gente normal y (más o menos) cuerda. Una gran parte de los votantes de los populismos son, simplemente, gente brutalmente desesperada por el monotema en cuestión. Gente que, tras ver ignorado el tema que para ellos es el más importante de sus vidas (políticas o físicas) durante años, han decidido que estarían dispuestos a hacer (o votar) cualquier cosa que solucione el monotema. No es que voten a la ultra derecha por sus políticas más intolerantes, si no que lo hacen a pesar de ellas, que es distinto. Prefieren ignorarlas o directamente, engañarse a sí mismos sobre ellas: Alguien que les apoya en su monotema no puede ser tan malo como para hacer todo eso que dice que va a hacer ¿verdad? Seguro que hay un malentendido ahí. Además que por fin tienen su momento bajo el sol y su precioso monotema va a ser tratado con la seriedad y prioridad que merece. Si les dicen "pensad en las minorías" o "pensad en tal y cual noble causa", lógicamente se harán otra pregunta ¿Quién pensaba en mí cuando mi tema era ignorado o directamente, censurado y atacado? ¿Se preocupaban entonces esas minorías por mi y mis intereses? ¿Tu noble causa? ¿Qué hay de MI noble causa? La manera de convencer a ese electorado no es apelar a una solidaridad mal entendida como "sacrifica tus intereses por los del tipo de aquí al lado, que me cae mejor que tú", si no en hacerle entender que ese voto va a dañar también sus propios intereses. Hay que hacerles ver que el pack de soluciones mágicas del populista 1) no van a funcionar ni solucionar su tema y 2) no sólo incluye su preciado monotema, si no que también va junto toda una serie de medidas absolutamente delirantes y dañinas para tus propios intereses sobre economía, relaciones internacionales (al loro a la fijación con minar a la UE y acercarse a Rusia) o la seguridad social. Y si además de eso los partidos tradicionales ofrecen otras soluciones al monotema (con la intención honesta de cumplirlas), el atractivo del "pack" que ofrece el populismo descenderá en picado.

7- Recordad que todos estamos juntos en esto



Que al fin y al cabo, ese es el problema de fondo de todo este mierdé en el que estamos sumidos: Que el identitarismo hace por obviar una verdad obvia: Que todos estamos juntos. Que cuando se pertenece a un mismo país y se pagan impuestos juntos a la misma administración, eso te convierte en compañero de fatigas de otro ciudadano pagador de impuestos, por mucho que te caiga bien, mal, regular o simplemente, no te identifiques con él. Eso importa un bledo. Lo que importa es que al final ambos dependéis del mismo gobierno, y que por mucha tribu, vallado e identidad que haya de por medio, o todos salimos del fango, o todos nos hundimos con todo el equipo. Da igual que no compartas raza, lengua, orientación sexual, ideología, lengua o religión con tu vecino: Sigue siendo tu vecino.

El identitarismo de la "nueva izquierda" posmoderna consistió, en gran medida, en convencer a minorías étnicas, raciales y sexuales que nada tenían que ver con el resto de personas con las que compartían su país. El identitarismo de la ultra derecha de nuevo cuño completa el relato: "consecuentemente, esas minorías no son parte de tu país ni les debes nada: son extraños ajenos a tí... tal y como proclama la izquierda".

La única postura con la que podemos oponernos a este discurso de manera coherente es justo la contraria: reconocer que el gay, el inmigrante, el musulmán, el punki de la esquina o el payés catalán son tan españoles como cualquiera de nosotros. Abrazar el universalismo humanista de la ilustración frente al identitarismo tribal e irracional del posmodernismo. Reconocer que las particularidades de esos grupos no los alejan ni los encierran en una burbuja de problemas y necesidades alienígenas e incomprensibles para el común de los mortales. Que al final del día, siguen siendo personas normales y corrientes tan preocupados por llegar a fin de mes o por el bienestar de sus seres queridos como cualquiera de nosotros.

Recordemos, en definitiva, que cuando la medianoche llame a nuestra puerta, llamará a la puerta de todos, sin excepciones.

Y que cuando uno de nosotros traigamos el alba, amanecerá para todo el mundo, también.

3 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Muy bueno. Comentarios diversos punto por punto:

0.- Tan malo y tan temible es el populismo de izquierdas como de derechas y lo sabes. Puedo entender el paso atrás para que el lector de izquierdas no rechace el artículo porque Podemos y bla, bla, bla, pero yo no lo habría dado. Y en el núcleo de todo populismo está el totalitarismo que es el verdadero monstruo detrás del trono y que simplemente se esconde mejor en el de izquierdas que en el de derechas, única razón por la que este es menos temido, que no temible, que aquel.

1.- Si lo hubiera escrito yo hubiera incluido la perspectiva memética del estar en el candelero que busca el populista, como el principal objetivo del meme que infecta el cerebro y es infectar otros, como eso se consigue a través de la palabra y como la meor profilaxis es no hablar de ello. Pero muy de acuerdo.

2.- Totalmente de acuerdo, llevamos diciendo lo mismo tú y yo desde que nos conocemos. Y últimamente peor, que se está dejando "facha" (que según el diccionario quiere decir, en mi opinión acertadamente, "reaccionario") para pasar directamente a "fascista". Cuando llamas a los liberales conservadores, a los conservadores reaccionarios y a los reaccionarios fascistas te quedas sin señales de alarma cuando le ves las orejas al lobo de verdad.

3.- Muy de acuerdo pero es un desiderandum. Te falta decir qué hacer con el debate gistriónico y polarizado en las redes. Personalmente intento meter paz y sentido común y hacer ver que el adversario no es un enemigo y que no es tan diferente de ti - con diversos grados de éxito, me temo.

4.- Una vez más, muy de acuerdo. Entre nosotros, por cierto, comentar que el populista de derechas lo que hace es llamar la atención sobre los subproductos, los daños colaterales, de políticas progresistas de inspiración buenista mal ejecutada, y del uso de postcensura sobre estos temas durante años. Tengo mi artículo a medio escribir sobre la responsabilidad de la intelectualidad de izquierdas y su abandono de la clase trabajadora en el ascenso de los populismos, a ver si termino algo...

Ah, la palabra "monotema" no es la apropiada para describir lo que dices porque "monotemas", con esa acepción, hay muchos en el ideario populista (de izquierdas o de derechas). Por ejemplo, tan monotema es la inmigración como el patriotismo y el feminismo... en ambos lados del espectro. Si me permites una propuesta yo diría "Leitmotiv", que como encima es no solo alemán sino wagneriano queda muy bien al hablar de populismo de derechas...

5 y 6.- No ES una solución, PARECE una solución. Por lo demás, perfecto.

7.- Olvidas a quién te diriges. Cuando la oscuridad llama a tu puerta lo que tienes que hacer es recordar que el conservador, el patriota, el católico, el rico del ático o el que no es machista ni feminista son tan seres humanos como cualquiera de nosotros y dejar de aislarlo, de echarlo de tu casa y en brazos de esa oscuridad que llama a la puerta.

Hay que rehumanizar al adversario. Hay que dejar de caricaturizarlo. Hay que desdibujar las líneas del conflicto. Seguro que conoces la frase de Valéry de que la guerra es una masacre entre gente que no se conoce en beneficio de gente que sí se conoce pero no se masacra, bueno, pues cuanto más deshumanicemos al adversario, cuanto más lo caricaturicemos y le pongamos cuerno y rabo más profundizamos en el desconocimiento de esa persona, de las cosas que tenemos en común con ella, que son la mayoría, y lo convertimos en un enemigo sin rostro a quien es moral, quizá incluso moralmente imperativo, atacar por cualquier medio. Y cuanto más difundamos esa idea, por mucho gustirrinín que nos den los likes de los correligionarios, más contribuimos a la polarización y el conflicto social que queremos evitar.

Porque queremos evitarlo, ¿no?

Muy buen artículo, uno de tus mejores.

Unknown dijo...

No soy unknown, soy Arthegarn, ridícula bestia cibernética...

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario. Tu muerte será rápida e indolora